Los gobiernos están implementando medidas sin precedentes para frenar la propagación del coronavirus. Distanciamiento social, cierre de locales comerciales, suspensión de reuniones masivas, estados de alarma y cuarentenas. Pero, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, un cierto contacto interpersonal es inevitable cuando debemos salir al supermercado o a trabajar. Por eso los expertos subrayan la importancia de un comportamiento que podría marcar una diferencia sustancial en el contagio del virus: evitar tocarse la boca, la nariz y los ojos, lo que se ha llamado la Zona T.
La ruta principal hacia el cuerpo para el virus es a través de la nariz, los ojos y la boca, que es lo que los médicos llaman Zona T
Hay dos formas en que el virus puede entrar en contacto con estas membranas:
- Por inhalación directa de gotitas o aerosol.
- Tocándonos la boca, nariz o región de los ojos con una mano o un objeto contaminado.
No se sabe con precisión cuánta transmisión ocurre por cada ruta, pero se puede esperar que esta última desempeñe un papel importante. Esto se debe a que, si bien el virus generalmente solo se transmite por el aire por unos minutos, puede contaminar superficies y objetos, conocidos como 'fomites', por muchas horas e incluso días, y estamos constantemente tocando estas superficies y objetos.
Lavarse las manos y limpiar las superficies también juegan un papel crucial, pero mantener las manos sin contaminar cuando hay tantos fómites potenciales en nuestro entorno es extremadamente difícil y la contaminación de las manos solo plantea un problema si la mano toca la Zona T. Por lo tanto, tiene sentido lógico hacer todo lo posible para encontrar formas de minimizar este comportamiento.
Dada la importancia crucial de esta vía final de tocar la Zona T, es absolutamente vital encontrar formas de minimizar esto
Teniendo en cuenta su importancia en el control de infecciones de manera más general, es sorprendente la poca evidencia que hay sobre tocar la zona T, pero un estudio reciente de estudiantes de medicina en Australia encontró que los participantes se tocaban la cara un promedio de 23 veces por hora, de los cuales el 44% involucraba tocar una membrana mucosa distribuida de manera más o menos uniforme en la boca, la nariz y los ojos.
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Dos estudios anteriores, en pequeñas muestras no representativas, encontraron tasas de contacto facial de 16 veces por hora 6 y 19 veces por hora. No pudimos encontrar ensayos que evaluaran el comportamiento. estrategias para prevenir esto, ¡ni una! Dicha investigación se necesita con urgencia, pero mientras tanto, hay algunos primeros principios y evidencia anecdótica que pueden ayudarnos a informarnos.
Cuándo y por qué nos tocamos la zona T
La evidencia anecdótica sugiere que el contacto con la cara ocurre principalmente bajo dos condiciones:
- Inconscientemente por hábito (incluidos los gestos inconscientes).
- Conscientemente (al menos hasta cierto punto) en respuesta a una picazón.
Estos probablemente requieren enfoques algo diferentes para prevenir su ocurrencia.
Los hábitos se pueden controlar de varias maneras:
1) Entrene un contra-hábito que entre en conflicto o redirija el impulso cuando las manos viajan hacia la cara (por ejemplo, dirigir la acción a otra cosa como acariciar la barbilla).
2) Poner barreras de comportamiento: hacer cosas que hagan que el hábito sea físicamente difícil o imposible de implementar (por ejemplo, en reuniones, sentado con las manos juntas).
3) Poner barreras físicas (por ejemplo, usando algo que evite que las manos tengan acceso a las áreas clave).
4) Generar atención plena: llevar la acción a la conciencia antes de que se complete (por ejemplo, colocando un aroma en las manos para que el aroma actúe como un recordatorio cuando la mano se acerca a la cara).
Puede parecer extraño que algo tan simple como no tocar la zona T sea tan difícil de hacer cuando hay tanto en juego. Promover un control conductual efectivo requiere una comprensión sólida de la capacidad, la oportunidad y los factores de motivación involucrados y no solo una apelación a la comprensión del sentido común.
Fuente: Intramed
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